Puerto de la Albufera de Silla
El Puerto de Silla, punto de entrada del municipio a la Albufera por el agua, conserva el clasicismo auténtico, ya que mantiene las barracas tradicionales como la Cofradía de Pescadores, el hangar del Club de Piragüismo y las barcas de Vela Llatina y sencillas.
Conocemos la importante actividad pesquera que tenía el Puerto de Silla porque en el siglo XIII, ya que según el privilegio librado el 5 de febrero de 1248 a favor de la Orden del Hospital, el rey Jaume I, que tres años antes había decretado al expulsión de los musulmanes de la Huerta de València, para asegurarse el impuesto del ‘quinto’ con el cual estaba grabado el pescado, permitió a cientos de familias de musulmanes seguir habitando Silla, de las cuales, sesenta tenían que ser hombres que supieran navegar las barcas que había disponibles, unos pescadores que fueron desalojados del Barrasí y enviados a las afueras, cerca del camino del Puerto, naciendo de esta manera el llamado Raval. El Puerto era capaz de alojar al menos 60 embarcaciones y la infraestructura complementaria formada por las viviendas, almacenes para guardar redes, y trabajar los calafates.
Plinio el Viejo en el siglo I dC describía la Albufera como Nacararum Stagnum: el lago de las pechinas. Los diferentes pobladores siempre han intentado de explotar al máximo sus opciones, llegando a hoy en día.
La Albufera se declaró Parque natural en el 1986 y se convirtió en uno de los mayores espacios europeos con recursos naturales y turísticos, igual que de conservación de aves. Es un lugar donde convive el factor medioambiental con las actividades turísticas, deportivas o culturales al largo de todo el término, desde rutas cicloturísticas, peregrinaje o senderismo, hasta itinerarios señalados como son los motores pintados con aves tradicionales, las antiguas masías, las barracas de pescadores o la observación de las más de 300 aves diferentes que hay, entre otros. También destacamos las actividades autóctonas, como son la navegación con Vela llatina o el piragüismo, las cuales realizan regatas y exhibiciones en la Albufera; paseos en barca y la pesca tradicional.
Por tanto, es un punto de encuentro perfecto para los amantes de la naturaleza por su riqueza medioambiental inagotable con una amplia biodiversidad que convive y la belleza paisajística, esta ultima muchas veces causada por el cultivo.